El origen del perro
A pesar de que el origen del perro ha sido objeto de numerosas investigaciones, todavía nos quedan muchas preguntas por responder acerca de la historia del que sin duda es el animal doméstico por excelencia. En este artículo intentaremos dar respuesta a tres de estas preguntas:
- de qué animal salvaje procede el perro
- cuándo tuvo lugar el proceso de domesticación, y
- de qué forma la domesticación ha cambiado el comportamiento del perro en comparación con el de su antepasado salvaje.
Las aproximadamente 400 razas de perros muestran una enorme diversidad de formas y tamaños, hasta el punto de que el perro doméstico es el mamífero más diverso de cuantos existen. No es de extrañar, por lo tanto, que muchos científicos pensaran que el perro procede de más de una especie de cánido salvaje. Así, por ejemplo, Konrad Lorenz –uno de los científicos que recibió en Premio Nobel de Medicina y Fisiología por sus estudios sobre el comportamiento de los animales- propuso que algunas razas de perro, entre ellas las nórdicas, procedían del lobo y otras, la mayoría, del chacal. Los estudios genéticos, sin embargo, han demostrado que todas las razas de perro sin excepción proceden de un único antepasado salvaje: el lobo. En realidad, el lobo y el perro son tan similares que algunos autores han sugerido que deberían considerarse la misma especie.
Hasta hace poco tiempo se pensaba que la domesticación del perro tuvo lugar hace unos 14.000 años. Esta suposición se basaba en que los restos más antiguos de perros que se habían encontrado tenían, precisamente, esta antigüedad. Sin embargo, una serie de trabajos de genética molecular realizados a finales del siglo pasado llevaron a algunos científicos a sugerir que el perro tenía en realidad un origen mucho más antiguo, que se remontaba a 135.000 años atrás. Más recientemente, este dato se ha revisado y –aunque los científicos no han llegado a un acuerdo unánime sobre este punto- se considera que una antigüedad de entre 30 y 40.000 años es más plausible. Resulta especialmente interesante que en febrero de 2009 se publicara un artículo científico en el que se afirmaba que unos restos óseos muy antiguos que siempre se había creído que eran de lobo eran, en realidad, de perro. Dichos restos tienen, precisamente, una antigüedad de poco más de 30.000 años. Sea como fuere, de lo que no parece haber ninguna duda es de que el perro es el animal doméstico más antiguo: ningún otro animal nos ha acompañado durante tanto tiempo.
A pesar de que el perro y el lobo comparten muchas características, no cabe ninguna duda de que también son muy diferentes. Según parece, a lo largo del proceso de domesticación los seres humanos han seleccionado –de forma consciente o no- aquellos individuos que mostraban una serie de rasgos de conducta propios de los animales jóvenes, tales como la docilidad, la capacidad de adaptarse fácilmente a nuevos ambientes y la tendencia a jugar, entre otros. El resultado de este proceso es que el perro doméstico adulto muestra un comportamiento similar al de un lobo, pero no al de un lobo adulto, sino al de un lobo joven. Este fenómeno se conoce técnicamente como neotenia y se define como la retención de caracteres juveniles en la edad adulta. Muchas de las diferencias de comportamiento entre el perro y el lobo son consecuencia de la neotenia. Además, existen algunas evidencias que indican que las diferentes razas de perros difieren en su grado de neotenia, de modo que algunas tendrían un comportamiento más "infantil" que otras. Así, por ejemplo, las razas nórdicas estarían entre las menos neoténicas y, por lo tanto, su comportamiento sería más parecido al de un lobo adulto que el de la mayoría de razas de perros.
Lo que resulta tal vez más fascinante es que la evolución del ser humano ha resultado también en un proceso de neotenia en nuestra especie. Así pues, en cierto modo los seres humanos y los perros compartimos no sólo varias decenas de miles de años de convivencia, sino también algunos rasgos biológicos.








Las orejas del perro: movimientos, significados, e importancia
Que el perro no pueda expresarse verbalmente de la misma manera que lo hacemos nosotros, no significa que no pueda comunicarse con total claridad. Sólo necesitamos saber cómo entenderle, y para ello, debemos estudiar sus movimientos. Uno de los más fundamentales, por supuesto, es el de la cola. Pero igualmente revelador es el de las orejas. Aunque cabe recordar que no todos los perros cuentan con el mismo tipo de morfología auricular, por lo que no siempre podrá detectarse con facilidad el movimiento y su significado, el lenguaje es universal, así que vamos a incluir a continuación un listado con todas las posiciones y gestos, y lo que significan.
Por supuesto, antes de nada recordamos que en España la mutilación por estética está prohibida, y que si no lo estuviera, igualmente la desaconsejaríamos completamente, salvo por razones médicas; por mucho que un corte bien hecho no debería impedir el movimiento, sigue siendo un riesgo por el que no merece la pena hacer pasar a nuestra mascota.
Posiciones, movimientos y significado
Erectas y algo inclinadas hacia delante (I)
El perro está prestando atención a lo que sucede ante él. Suele acompañarse de ladeos de la cabeza, que denotan especial interés en materia.
Erectas y algo inclinadas hacia delante (II)
Es una señal de dominancia si se acompaña de una cola totalmente levantada, una pose con el pecho salido, y el hocico cerrado con la cabeza erguida y también hacia delante.
Inclinadas ostensiblemente hacia delante
Nuestra mascota está desafiando lo que tiene delante, y se dispone a atacar. Se acompaña de un hocico arrugado y la muestra de todos sus dientes, la mirada fija, y el cuerpo bloqueado y un poco adelantado.
Orejas hacia atrás
Es la forma de decir que está tenso, que tiene miedo. Si enseña los dientes, significa que además está dispuesto a defenderse si la amenaza se acaba materializando. A las orejas se asocia la cola entre las patas, la cabeza gacha y los ojos entreabiertos, evitando el cruce de miradas.
Pegadas a la cabeza y dobladas hacia atrás
Con esta posición, el animal está expresando su sumisión pacífica. De hecho, no está mostrando los dientes ni arrugando el hocico, y tiene el cuerpo agazapado. Durante todo el tiempo, mantiene la mirada baja.
Orejas relajadas
Si se acompañan de un rabo levantado y en movimiento y la boca abierta y relajada, y los ojos abiertos de par en par implican un gesto amistoso.
Movimiento
Si nuestra mascota empieza moviendo las orejas hacia delante, para luego echarlas hacia atrás y/o bajarlas, nos está diciendo que está tranquilo, en modo observador, no busca líos.
En definitiva, salta a la vista que además de ser un elemento sumamente característico en cada perro, las orejas constituyen una parte fundamental para su comunicación. Repetimos, por tanto, que a no ser que lo aconseje un veterinario por razones de salud, no debería siquiera plantearse la posibilidad de mutilarlas por cuestiones que no vienen al caso.









La cola del perro: movimientos, significados, e importancia
Aunque cada vez son más los lugares que prohíben el corte de la cola del perro, todavía son muchas las personas en busca de información sobre los motivos por los que hay tanta controversia al respecto. ¿De verdad puede sufrir mi perro si le corto el rabito? ¿De verdad es tan contraproducente, pese a las ventajas estéticas que comporta? A continuación veremos lo que hacen nuestras mascotas con su extremidad.
La cola del perro
A falta de un recurso mejor, los perros emplean gestos y movimientos de su cuerpo para hacer saber su estado de ánimo y expresar sus emociones; y de todo su físico, la cola es la parte más expresiva (seguida, por cierto, de las orejas). Prácticamente cada uno de sus movimientos quiere decir algo, ya sea dirigido a nosotros o a otros perros con los que pueda cruzarse o convivir. De ahí la importancia de conservarla, para poder sociabilizarse y no tener problemas de comportamiento con otros de su especie. Es, en definitiva, lo más parecido a la expresión facial humana que el perro pueda tener. Pero además, el movimiento de cola favorece la emanación del olor de las feromonas que nuestros animales tienen en las glándulas anales, otra de las grandes vías de comunicación perruna.
Los movimientos y su significado
Movimiento en círculos. Con este movimiento, el perro indica empatía, jolgorio y ganas de jugar.
Movimientos rápidos de un lado a otro. Implican agitación, felicidad y alegría, pero también impaciencia y nerviosismo. De hecho y contrariamente a lo que se piensa, en estos casos el perro se debate entre deseo y miedo. Deseo por hacer algo, y miedo de lo que ocurra si lo hace. El ejemplo más obvio lo tenemos en la comida: si ve que su dueño se acerca al bol del que come, en vez de tener la cola relajada, empezará a agitarla, demostrando la felicidad que le genera la ingesta de comida... pero también el recelo ante el ser humano que se la puede arrebatar.
Movimiento corto y rápido. Sumado a las orejas dobladas hacia atrás y a enseñar los dientes, no hay duda: se dispone a atacar.
Cola levantada, con la punta hacia arriba. Este es lenguaje 100% perruno: con el rabo totalmente levantado, el animal estámostrando su autoridad. Es el perro dominante, y difícil será que le hagan cambiar de idea.
Curva levantada pero curvada. Esta posición no tiene nada que ver con la anterior, puesto que de esta manera nuestra mascota está demostrando su confianza y su autocontrol.
Cola extendida horizontalmente. Quiere decir que el perro está atendiendo a algo que atrae su interés.
Cola extendida horizontalmente y tensa. En este caso, generalmente acompañado de pelo erizado, la atención se genera por un posible enfrentamiento. Un perro con la cola rígida y horizontal no es que quiera atacar necesariamente, pero no está dispuesto a que nadie invada su terreno ni le cuestione su autoridad. Mejor alejarse.
Cola baja, alejada de las patas traseras. Significa que el animal está tranquilo, relajado y a gusto.
Cola baja, cerca de las patas traseras y con ligeros movimientos laterales. Esta es la forma que tiene el perro de mostrar su inseguridad. Está intranquilo y no le gusta lo que tiene delante o a su alrededor; no se fía. Es el paso inmediatamente anterior a la...
Cola entre las patas. Aquí el sentimiento es de miedo. El animal está muy asustado, con temor a ser agredido. Puede indicar esto, o bien puede indicar sumisión ante el miembro dominante de la manada. Este movimiento en particular es fundamental y se constituye como una de las pérdidas más importantes si se corta el rabo, puesto que colocado entre las piernas hace también de contención de feromonas, impidiendo que se segreguen y por tanto “manteniendo la intimidad” del animal.
¿Y qué pasa si el perro no tiene cola (ni orejas)?
Si el dueño decide amputar dichas partes del cuerpo de su animal, éste puede tener graves problemas ante otros perros. No poder demostrar dominancia o sumisión puede llevar a un enfrentamiento violento puesto que puede ser interpretado como un desafío, y por su parte, un humano tampoco está capacitado para saber si puede acercarse al perro con tranquilidad o es mejor (tanto para el animal como para él) adoptar medidas específicas para una convivencia correcta.












Cómo conseguir que el perro elimine en lugar correcto
Desde que el cachorro nace, es la madre la encargada de mantener el cubil limpio de orines y defecaciones. En los primeros días de vida, la madre lame muy a menudo a los cachorros para mantenerlos limpios y para estimularlos. También lame la zona perianal para provocar la micción y defecación del cachorro y además, se come los excrementos evitando moscas y otros insectos infecciosos y también para recibir algo de alimento extra. De esta forma, el cachorro va creciendo en un ambiente limpio y empieza a aprender un hábito saludable, la higiene.
Según crece el cachorro, aumenta su autonomía e interés por explorar y comienza a seguir a la madre fuera del cubil dando como resultado las primeras defecaciones y micciones en un lugar adecuado.
Cada vez que la madre sale del cubil, el cachorro la sigue; la madre sale del cubil además de para comer, para miccionar y defecar. A medida que va pasando el tiempo, el cachorro empieza a habituarse a que el cubil es un lugar limpio donde se come y se duerme y da lugar a que busque alternativas para mantener el cubil limpio, es decir, se habitúa a hacer sus necesidades fuera del cubil.
Debemos tener en cuenta, una vez que el cachorro está en nuestro hogar, que todo cambia; es un lugar nuevo y no tiene ninguna referencia que le indique donde defecar o miccionar. Por lo tanto, le acomodaremos un nuevo cubil, lo usará para comer y dormir tal y como le enseñó su madre y por la habituación que ha llevado hasta el momento el cachorro, buscará un lugar para defecar y miccionar, seguramente nada más salir del cubil tal y como hacía en su anterior hogar.
Vamos a describir por pasos el adiestramiento para enseñarle a eliminar en un lugar correcto. (Podéis ampliar la información con este artículo)
Paso 1. Designar un lugar donde el cachorro pueda eliminar. Como todavía será pronto para sacar al cachorro a la calle a eliminar, diseñaremos un lugar lo más parecido posible al sitio donde queremos que lo haga cuando sea adulto.
Paso 2. Designaremos un lugar donde el perro pasará períodos cortos de tiempo. Este lugar debe ser confortable para el cachorro; un transportín sería lo ideal. Cada vez que le pongamos en este lugar, debemos estar vigilando al cachorro. Lo ideal sería tenerlo en el transportín con juguetesrellenables de comida, y nada más intuir que el cachorro quiere defecar u orinar, ir corriendo a ponerlo en el lugar que tenemos designado a este fin y no lo haga en ningún otro. Le daremos la orden de pis-pis y si el cachorro lo hace, le daremos tres premios seguidos y lo animaremos con un tono de voz aguda y muy amigable. De esta forma, el cachorro asociará la acción de evacuar en ese lugar con la consecuencia de recibir premios y halagos de su dueño.
Los cachorros eliminan muy a menudo; normalmente orinan después de comer y beber, en momentos de mayor excitación, cuando juegan, llega gente a casa, pasados unos treinta segundos después de haberse despertado (cualquier sueño) y tras minutos después pueden también defecar. Así que el éxito de que defeque u orine en el lugar correcto, debes provocarlo tú poniéndolo en el lugar correcto en el momento preciso, sabiendo ya lo que acabas de leer.
Cada vez que el cachorro elimine en un lugar inapropiado, pierdes una oportunidad para premiar que lo haga en el lugar elegido y también la oportunidad de que el cachorro aprenda a hacerlo correctamente.
Paso 3. Hay que preparar un área donde el cachorro pasará períodos largos sin supervisión. Elige un sitio donde el cachorro esté cómodo, con su camita o transportín abierto con agua a su disposición y que no pueda coger nada que pueda destrozar, solo sus juguetes. Debe tener acceso al lugar para eliminar. Lo ideal sería como se muestra a continuación.
Debe estar preparada de tal forma que el cachorro no pueda salir de esta área – área de confinamiento no vigilada – para que no elimine en ningún otro lugar. El cachorro estará aquí siempre que no le podamos vigilar o no estemos en casa.
El área para eliminar será siempre la misma, tanto si lo dejamos en el área durante períodos cortos o largos.
Paso 4. Cuando el cachorro ya pueda bajar a la calle y explorar, pero aún no tenga suficiente aguante como para quitar el área para eliminar, simplemente dejaremos de premiar en el área de eliminar (casa) y premiaremos en la calle. Aplicaremos el paso 2 teniendo en cuenta que ahora la calle es su lugar para eliminar correctamente.
Paso 5. Si ha eliminado correctamente en la calle, entonces le daremos un paseo, sólo cuando haya eliminado, empieza el paseo. De esta forma no sólo asociará que orinando y defecando en la calle recibe premio, sino que empieza un gran paseo. De esta manera, también será lo primero que haga nada más salir a la calle.
Con el tiempo, el cachorro irá aprendiendo que es más divertido hacer sus necesidades en la calle que en casa, ya que trae más refuerzos positivos en forma de premios, juegos y paseos.
Es importante mantener un horario y rutinas de salidas desde que el cachorro puede salir a la calle a hacer sus necesidades. Esto proporciona seguridad al perro y le garantiza que todos los días podrá tener acceso a su lugar de micción y defecación.












Ejercicio físico (y mental) para las distintas etapas de vida de un perro
Es de lógica, pero aun así es muy importante recordar que nuestro perro necesita ejercitar cuerpo y mente. Y necesita hacerlo siempre, desde cuando es cachorro a cuando tiene una edad muy avanzada. Ahora bien, a cada fase de su vida se debe corresponder un determinado tipo de esfuerzo, y a eso es a lo que vamos a dedicar el siguiente artículo.
¿Por qué realizar ejercicio?
Ante todo, hay que tener bien claros los motivos por que se incita a un perro a ejercitarse. Debe saberse, pues, que mantener en forma a nuestra mascota tanto a nivel de salud mental como física, implica evitarle malestares. Malestares que pueden ser reacciones agresivas, estresadas o ansiosas, pero también problemas musculares, de artrosis, o de corte neurológico. En definitiva, un estado físico y anímico óptimos llevan a una mejor calidad de vida de nuestro perro, y por lo tanto a una mejor convivencia en casa.
Ejercicio para cachorros, hasta 1 año y medio de edad
El cuidado de un cachorro es trascendental puesto que determina el comportamiento del animal durante el resto de su vida, y en ocasiones es muy difícil corregir malos hábitos aprendidos en edades tempranas. Afortunadamente, el buen ejercicio físico puede intervenir en la conducta del perrito, y mejorarla; en esta etapa de su vida, es fundamental que contacte con otros ambientes, que se sociabilice y que reciba el mayor número posible de estímulos de su alrededor. De este modo, empieza a acostumbrarse al mundo que verá durante el resto de sus días, aprende ciertas costumbres (depositar en el lugar indicado, conductas de calma…), se olvida de otras (destruir todo lo que tenga a su alcance…) y como ya decíamos antes, la convivencia con él se hace mucho mejor. Para ellos, el ejercicio ideal es aquel que no requiere demasiado esfuerzo físico: nuestra mascota debe pasear en la calle, jugar en el parque ya sea con sus dueños o con otros perros, correr detrás de una pelota… pero siempre a baja intensidad. Son mucho mejores paseos breves y frecuentes, alternados con juegos y otros divertimentos, que largas kilometradas; y no es recomendable que a edades tan tempranas arrastren o carguen peso. Llevados bien, estos consejos pueden ayudar también al desarrollo esquelético y muscular de su cuerpo, así como a una buena dosificación energética.
Ejercicio para adultos, desde el año y medio de edad, hasta los ocho años
Cuando el perro adquiere una edad adulta, se entiende que su cuerpo ya ha ido madurando, y cuenta con una sólida base esquelética y muscular. Además, se han regulado sus niveles de energía, por lo que se puede alterar el tipo de ejercicios y proponerle retos más estimulantes y de mayor intensidad y esfuerzo. Es el momento de hacer largas caminatas o carreras, de hacerle mover pesos o de que nade. En su justa medida (y sin obligarle a hacer nada que le moleste) tales ejercicios potencian su fuerza, aprovechan al máximo su masa muscular, y mejoran sus huesos y articulaciones al tiempo que reducen la posibilidad de que aparezcan osteoartrosis u otros problemas antes de tiempo.
No hay que olvidar que siempre que no sea imposible por algo, hacer deporte genera bienestar por la segregación de endorfinas, y que por tanto, a nuestra mascota le gusta. Eso se traduce en un mayor equilibrio y mejor comportamiento: el perro, en casa, se muestra más tranquilo, menos ansioso y nervioso. Y por lo general, una buena rutina constante le hace estar más dócil y receptivo a nuevos aprendizajes. Una vez más, se refuerza el vínculo entre propietario y mascota.
Algunos ejemplos de ejercicio ideal para un perro adulto, en función de sus características físicas: agility, carrera, caza, mushing…
Ejercicio para perros de ocho a diez años
En esta etapa de su vida, el perro se hace mayor. Las articulaciones empiezan a resentirse, los músculos se oxidan, y sistemas neurológicos y/o cardiorespiratorios dan los primeros síntomas de cansancio. Cuerpo y mente ya no son lo que eran, y el resultado es un perro algo más triste y débil, que juega menos, le cuesta más trabajo saltar e incluso mantener el ritmo de los paseos que una vez hacía sin problemas. ¿Significa eso que deba pasarse a una vida de total sedentarismo? Nada más lejos. Simplemente, que el ejercicio que de ahora en adelante deberá realizar, necesitará ciertos cambios para rebajar el nivel de esfuerzo e intensidad debido a la menor resistencia del animal. En este caso, para retrasar el inevitable proceso degenerativo y permitir que tenga la mejor calidad de vida, es recomendable que nuestra mascota realice con regularidad ejercicios de hidroterapia, o bien que pasee por rampas y escaleras, trabaje en pistas de arena o diferentes superficies, con el objetivo de mantener el estado físico (y mental) de la mejor manera posible. De este modo, se evita también que entre en sus últimos años de vida arrastrando graves problemas degenerativos.
Ejercicio para perros ancianos, de diez años en adelante
Cuando el perro es anciano, la degeneración física y mental suele ser evidente. Disfunción cognitiva, ansiedad, inseguridad y demás estados anímicos se suelen alternar con problemas en los huesos y articulaciones, y por ese motivo, es muy importante que se mantenga activo, con ejercicios que, eso sí, sean de bajo impacto. El objetivo es reducir todo lo posible esa degeneración, incrementando (un poco) su masa muscular, mejorando su equilibrio y coordinación, y por extensión su resistencia cardiovascular. En la actualidad hay numerosos tratamientos específicos para hacer que su día a día sea lo más placentero posible, pero un buen listado de actividades con las que ejercitar a nuestro anciano amigo pasa por hacer paseos cortos y frecuentes, apuntarle a sesiones de hidroterapia, masajes y estiramientos, usar balanceos, serpentinas, y por lo general, llevar a cabo juegos simples, que le diviertan y estimulen de paso su actividad mental. A este respecto, se recomienda alternar la parte física con ejercicios puramente mentales y de comportamiento, para evitar que tome vicios negativos.
Algunos ejemplos: búsqueda de comida, puzles interactivos, y circuitos para memorizar.
En definitiva…
En el fondo, un perro no se diferencia de un humano en cuanto a que, como él, arranca con mucha energía, madura, y posteriormente encara su declive con una degeneración progresiva. La diferencia reside en que es un animal con mucha más energía que nosotros, y sin embargo, en muchos casos apenas realizan un paseo diario como único ejercicio. Si queremos ofrecerle la mejor calidad de vida, y asegurar una madurez lo más placentera posible, debemos aumentar el número o la intensidad de esos paseos, o buscar soluciones para que se mantenga activo, sano y equilibrado. En caso de no poder dedicarle tanto tiempo nosotros mismos, siempre existen alternativas, en clave de centros de deporte para animales, residencias caninas, centros de rehabilitación o demás profesionales especializados en el cuidado físico y mental de nuestras mascotas.















No hay comentarios:
Publicar un comentario