El más pesado y más antiguo de los Spaniels es también el más peculiar: tiene la mirada única de un Basset y porta parte de la herencia genética del ya extinto Spaniel Alpino. Hay varias versiones que intentan explicar su pasado, estando este repleto de pequeñas narrativas.
Natural de la Francia, se cree que ha emergido en inicios del siglo XVIII, antes del conturbado periodo de la Revolución Francesa. En esa altura, este perro ha sido promovido por el Duc de Noilles, ganando prestigio como batidor y retriever. Aproximándose el conflicto, este aristócrata quiso proteger sus Spaniels de los peligros de la revolución, llevándolos a la perrera del Duque de Newcastle en Clumber Park, en Inglaterra. El destino se hizo fatal con el aristócrata francés, que falleció en esta revolución. Cuenta esta leyenda que la raza ha sido entonces protegida por las elites inglesas, convirtiéndose en un de sus favoritos perros.
Hay otra teoría que defiende que los Clumber Spaniel descienden del Basset y del San Humberto. Y hay incluso una tercera versión que cree que esta es una raza pura de Inglaterra que resultó del cruce del Basset con el Spaniel Alpino y, a lo mejor, el San Bernardo.
De todas formas, la raza se desarrolló al medio aristocrático y de la realeza, llegando a tierras canadienses en 1844. En 1859, estos perros han participado por primera vez en una exposición en Inglaterra. En 1878, se registró el primero ejemplar Clumber Spaniel al Kennel Club americano, aunque estos registros se hicieran ya antes de su fundación.
En el siglo XIX ya se ve esta raza entre la populación común, ya que su popularidad dejó el círculo aristocrático. Con las dos Guerras Mundiales, el número de ejemplares bajó considerablemente, siendo su recuperación llevada a cabo por algunos admiradores de la raza, entre los cuales estaría el rey George VI según algunos historiadores.
En el siglo XX se empezó a entrenar estos perros para la competición y la caza, pero siendo más lentos que los cockers y otros spaniels han acabado por ser más utilizados como perros de compañía. No son perros raros pero la verdad es que se los vemos poco.
Su pelaje blanco con marcas de color del limón es abundante, principalmente en el pecho y miembros, sedosa y llana.
La cabeza la tiene maciza, con un formato cuadrado y largura media. El chaflán es saliente y el hocico es cuadrado y sólido. Los ojos los tiene inseridos un poco fundos y del color ámbar oscuro. Las orejas son grandes, en la forma de hojas de parra, caídas un poco adelante.
Su cuerpo tiene un porte majestoso, dotado de huesos pesados. El pecho es profundo y los miembros y patas están bien desarrollados y robustos. La cola se rellena de tufos.
Los Clumber Spaniel tienen un temperamento estable, dócil y bastante inteligente. Es una mascota segura con los niños, juguetona, pero actúa de forma reservada delante de desconocidos, aunque jamás agresivo. La inteligencia y facilidad de aprender son otras dos características que se le asocian, no siendo difícil su entrenamiento.
Como perro de tiro, no es de verdad uno de los más rápidos, pero posee un bueno olfato y su constitución robusta le confiere una resistencia física considerable. Por otro lado, es un animal silencioso, no alejando a las presas.
Se debe observar sus orejas semanalmente, debido a los hongos y bacterias que se pueden desarrollar. La displasia de la cadera, la atrofia progresiva de la retina y las cataratas son otros de los problemas que se asocian a esta raza.
La manutención de su pelo se debe realizar regularmente y se debe aparar el pelo en el interior de las orejas y entre los dedos por cuestiones de higiene.
No son perros muy exigentes en el que respecta al ejercicio físico. Con todo, lo deben practicar a diario. Natación, caminadas, corridas, juegos, son bien aceptes, desde que no se hagan bajo intenso calor. La facilidad que tienen para ganar peso (y siembre hambrientos) hace que sea importante la realización de una actividad diaria.
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