Traductor de Pagina

Translate

jueves, 27 de diciembre de 2012

Adiestramiento del perro de caza


Adiestramiento del perro de caza

Nos dice la neurología que la memoria se compone de agrupaciones de neuronas que funcionan como “bits” que almacenan los datos, recuerdos e información que configuran la cultura individual. La cuestión es si el perro puede considerarse un animal culto.
http://f6597c-fphrkvo40u7o0c9rfdo.hop.clickbank.net/?tid=PERROS
Un caso conocido por todo cazador de la memoria asociativa es el de la conducta de muestra donde el animal, tras un primer acto instintivo (poner) debe analizar la situación y anticipar las consecuencias posibles de cada acción
Y la respuesta es sí, el perro es sabio puesto que su conducta está influida por la información que guarda y maneja, pero debemos matizar añadiendo que la cultura del perro es procesada e implementada de manera que muy diferente a la nuestra. 
Un perro guía para ciegos conoce unos cincuenta comandos (direccionales, conductuales y de control) que obedece eficientemente. Éste sería un “bit” de datos de carga similar al que ha procesado un alumno de secundaria cuando se aprendió de memoria las provincias españolas. La diferencia entre ambos, persona y perro, es que la primera es capaz de enumerar a voluntad, de “carrerilla”, todas las provincias cuando se le requiere, mientras que el segundo para interpretar cada orden necesita la intervención e influencia de apoyos de información como son la situación, los gestos, el tono de voz, etc. Y además, dicho “bit” de datos sólo se activa por influencia y a requerimiento externo (el dueño o adiestrador) y nunca por iniciativa propia.
Es decir, el perro no repasa mentalmente las lecciones aprendidas con la intención de consolidarlas en la memoria, como haría un estudiante; él echa mano de su conocimiento cuando la situación lo demanda activando los “bits” neuronales adecuados a cada respuesta de forma más mecánica que reflexiva. 
¿Quiere esto decir que el perro es una animal irreflexivo? Comparativamente hablando, sí. La conducta del perro está mucho más dirigida por las pulsiones genéticas e instintivas que por la información adquirida mediante aprendizaje y la aplicación de éste está más influenciada.

Memoria categorizada

El perro tiende a la categorización de la memoria, es decir, establece prioridades en el procesamiento de los elementos a memorizar. Así memorizará primero y de forma más firme aquello que para él tiene categoría de supervivencia (reproducción, alimento, caza, peligros en potencia…). Por otro lado, olvidará con más facilidad conductas impuestas o de restricción como son el respeto al vuelo, las órdenes de obediencia básica o las normas sociales impuestas.

Memoria asociativa

Por otro lado, los comportamiento enlazados de manera asociativa se activan en la memoria más fácilmente, de forma que el adiestrador que sepa conectar unas tareas con otras logrará lo que denominamos la automatización, como ocurre con los siguientes ejercicios encadenados: junto-sienta-échate o busca-cobra-trae.
Es el concepto de agrupamiento que atañe en gran medida al adiestramiento a la hora de dar sentido a las conductas establecidas en la mente del perro y de implementar lo aprendido previamente por anticipación de la conducta siguiente al esquema de acción.
La evocación agrupada es más sencilla para el perro que la aislada. Muestra de ello nos da el perro que al recibir la orden “¡sienta!” se echa directamente anticipándose a la secuencia de comandos habituales más por el aparatado asociativo y del condicionamiento que por el memorístico y reflexivo propiamente dichos.
Por supuesto que en el can existe cierto grado de reflexión, es decir, de capacidad de libre albedrío, de modo que en determinadas circunstancias se ve en situación de tener que elegir entre dos o más respuestas conductuales diferentes. Pero los actos reflexivos del perro forman la mínima parte de su conducta, y cuando se dan, están sujetos a interferencias, conflictos y reacciones típicas como son la inhibición, el bloqueo o la evitación.
Es el caso, por todo cazador conocido, de la conducta de muestra donde el animal, tras un primer acto instintivo (poner) debe activar con acierto para lo que debe analizar la situación y anticipar las consecuencias de cada posible acción emitida. Es decir, debe pensar, pero en ocasiones el miedo al fallo genera la duda y las reacciones conflictivas enumeradas, llegando el perro a inhibir cualquier movimiento o incluso a rehusar la pieza por miedo al castigo posible por no respetar el vuelo, por un cobro incorrecto o simplemente pánico a la detonación que anticipa. Todo mamífero superior tiene, en grado diferente, capacidad reflexiva.
La capacidad memorística del perro se ve limitada por el número infinitamente inferior de “bits” de su cerebro del que posee el humano y por el funcionamiento neuronal mucho menos eficiente y complejo.
Decía el filósofo que el hombre no es más que sus recuerdos, que la conciencia del “yo” depende de éstos y que si perdemos la memoria perdemos nuestra identidad individual.
Siempre he sentido curiosidad por saber si el perro tiene una conciencia “del yo” similar a la nuestra, si su concepto de individuo único depende tanto de su biografía personal almacenada. Richard Dawkins sitúa el “ego” del animal en sus genes. En tal caso el perro es egoísta en beneficio último de su especie, mientras el humano lo es en beneficio propio.

Memoria filial

En este campo existe una memoria filial que en el hombre se mantiene indefinidamente durante toda su existencia, mientras en el perro se pierde en cuanto abandona por unos días el núcleo familiar que supone el seno de la camada. Un perro no reconocería a una hermana o hermano con el que topara un año después de separarse cuando eran cachorros, llegando incluso a comportamientos considerados aberrantes por el humano como copular con la primera o atacar al segundo con violencia.
Los cánidos mantienen la cohesión familiar y de manada a través de estímulos olfativos y rituales comunes por encima de cuestiones o vínculos emocionales. Como reza el dicho inglés: “out of sight, out of mind” (fuera de la vista, fuera de la mente). Este concepto cargado de frialdad y pragmatismo es aplicable en gran medida a nuestro perro incluso cuando hablamos del propio dueño porque, ante la separación, ¿cómo nos echa de menos nuestro amigo cuadrúpedo?. El animal simplemente carece de esa capacidad de abstracción y de recuperación voluntaria de imágenes del pasado.

La recuperación espontánea

Muchas de las conductas que el perro adopta tras un tiempo sin práctica y que suele ser achacable a la memoria no son sino respuestas debidas a la mera “recuperación espontánea”. Este término define en psicología la reaparición de comportamientos o respuestas previamente condicionadas y posteriormente extinguidas (“olvidadas” en términos memorísticos) y que ocurre espontáneamente cuando el animal vuelve a situarse en una situación similar. El ejemplo más ilustrativo es el del perro que ha sido objeto de una terapia de habituación a los tiros, a los que tenía miedo, en una pista de tiro y con detonadora, y vuelve a mostrar pánico de vuelta al coto de caza y con la escopeta presente (estímulo discriminativo desencadenante).

Memoria implícita

El perro posee una memoria implícita, sabe pero no lo expresa ni lo muestra con el afán de compartir su saber, enseñar o practicar para reforzar su conocimiento. Simplemente su “saber” es puesto en práctica cuando lo necesita. El homo sapiens tiene en cambio una memoria explícita: evidencia sus conocimientos verbalmente, por escrito, mediante demostración intencionada.

Adiestrar Perros

Nuestro compañero no tiene el deseo de aprender como el humano, por el mero placer del conocimiento. Su retentiva es proporcional a sus necesidades biológicas, es decir, aprende lo que es vital para su supervivencia aunque en algunos casos, como la caza, sea éste un carácter de supervivencia subjetivo marcado por su instinto y no por una necesidad verdadera, ya que su alimento está asegurado.
También carece de estrategias de memorización conscientes al contrario que el humano, que cuenta con técnicas de nemotecnia, repetición, visualización, enlace, organización del material…
La memoria está ligada a la actividad psíquica en su conjunto, interactuando siempre con el resto de mecanismos de aprendizaje como son la actividad cognitiva, la atención, asociación y discriminación, la afectividad y las emociones, la respuesta de instintos, etc.

No hay comentarios:

Publicar un comentario